Si alguna vez has hecho un curso de psicología para principiantes, probablemente estés familiarizado con la jerarquía de necesidades de Maslow – también conocida como la pirámide de Maslow – que categoriza las necesidades del ser humano en cinco niveles. En el nivel más bajo de la jerarquía se encuentran las necesidades básicas – incluyendo la respiración, la alimentación, la salud o el sueño, entre otras – que se deben satisfacer antes de que podamos alcanzar el nivel más alto de necesidades.
Sarah Lazarovic, una ilustradora canadiense, imaginó una nueva jerarquía que visualiza lo que deberían ser las necesidades de compra. Lazarovic coloca la compra en el último nivel, la última opción a tomar después de que se hayan considerado todas las demás. La idea no es que dejemos de comprar, pero que lo hagamos de forma consciente, cuando nos aporte valor y después de considerar otras alternativas más sostenibles.
En MiGiraluna creemos en la pirámide de las necesidades del comprador, pero decidimos adaptarla ligeramente para reflejar dos puntos que nos definen como comercio y que buscamos incorporar en los productos que seleccionamos para vender: el respeto por el medio ambiente y el comercio justo.

Nuestra versión de la pirámide de Lazarovic está compuesta por los siguientes niveles:
1. Usa lo que tienes
¡Este debe ser el objetivo número uno de todo comprador ético! Si bien puede parecer obvio, este nivel alerta de la necesidad de hacer un buen uso de lo que ya se tiene y frenar hábitos de compra sin sentido y derrochadores.
El mercado tradicional nos ha convencido de que la fórmula del “usar y tirar” nos permite renovar constantemente nuestro guardarropa. Es decir, que nos podemos deshacer de las prendas que hace no tanto tiempo compramos y, casi de inmediato, las podemos reemplazar acudiendo a las grandes tiendas y a los centros comerciales.
Las ropas de “usar y tirar” son baratas, pero esta formula tiene costes escondidos muy altos que todos acabamos pagando. Sabías, por ejemplo, que en España, el 90% de las prendas que se desechan acaban en el vertedero? Esto supone un desperdicio de ¡800.000 toneladas de materiales textiles cada año. ¿Sabías que la huella de carbono resultante de producir una camiseta nueva es igual a la que produce un coche en un viaje de 50 km?
Usar lo que tenemos es el punto de partida para crear hábitos de compra inteligentes, motivados por la necesidad o el valor real que los artículos nos aportan y no por el hecho de que estén rebajados o en promoción.
2. Recicla
La ropa que llevamos puesta está, en gran parte, elaborada a partir de cuatro materiales: algodón, lana, seda o fibras sintéticas. Independientemente del origen del material, la fabricación de ropa – si no es ecológica – exige el uso de procesos que perjudican el medio ambiente, por ejemplo, la producción de tintes, los recubrimientos, el blanqueo y la mercerización.
En el caso de las fibras sintéticas – como el nylon, el perlé o la lycra – su fabricación tiene un efecto nocivo en la atmósfera, pues resultan de procesos químicos derivados de la extracción y el tratamiento del petróleo.
De ahí la importancia de reciclar y dar una nueva vida a la ropa que ya no usemos o que haya dejado de ser útil. Hacerlo supone un menor impacto medioambiental, pues además de evitar esos procesos dañinos para el medioambiente, también contribuye al ahorro de agua y energía y a una menor producción de residuos.
En el caso de nuestra pirámide reciclar ropa no debe entenderse como regalar ropa a otras personas o dejar las prendas en los contenedores cercanos a tu casa, aunque esto también se pueda y se deba hacer. Se trata de darles una nueva vida a esas prendas que ya no usas, convirtiéndolas en otras nuevas o en accesorios diferentes.
3. Intercambia (o pide prestado)
Un estudio realizado en Reino unido reveló que en media tan solo usamos siete veces nuestras ropas antes de olvidarlas en el armario – ¿no seria entonces mejor intercambiarlas? El intercambio es otra forma eficiente de reducir el impacto de la moda en le medioambiente que además nos permite obtener un nuevo artículo de vestuario de forma gratuita.
En muchos países europeos se ha establecido la costumbre de realizar eventos donde se pueden intercambiar prendas, juguetes u otros objetos usados. Las llamadas swap parties son “fiestas” (meriendas, desayunos o pica picas…) en el que cada persona invitada trae un determinado número de prendas, que está en buen estado pero que ya no aprovecha, y las intercambia con personas para actualizar un poco su armario. Y en Valladolid ha habido en el pasado iniciativas de trueque de ropa usada como la que organizó la ONG SODePaz en el bar El Penicilino.
Pedir ropa prestada a amigos o familia también contribuye para establecer buenos hábitos de compra y evitar el desperdicio. ¿Cuantos de nosotros hemos comprado ropa para un evento (una boda, un bautizo, una noche especial) y no hemos vuelto a usar desde entonces?
4. Compra segunda mano
Según un estudio de la plataforma web ThredUp, el mercado de ropa de segunda mano representará en 2029 el 19% del armario de los consumidores, frente al 3% en 2009. Este rápido crecimiento en el sector es reflejo de la creciente demanda de sostenibilidad ecológica entre los consumidores, una tendencia particularmente acentuada entre los compradores más jóvenes.
En España, sin embargo, somos muy reacios a comprar prendas de segunda mano. Solo el 29% ha oído hablar de economía circular (modelo que incluye el mercado de segunda mano, el reciclaje y el upcycling), a pesar de que en teoría somos uno de los mercados que más importancia da a la sostenibilidad, según otro estudio.
Al comprar y vender prendas de segunda mano mostramos aprecio por la ropa (asegurando que disfruten de una «segunda oportunidad»), reducimos nuestro impacto directo en el medio ambiente y, en algunos casos, ayudamos a financiar los proyectos de desarrollo social o ambiental que llevan a cabo algunas de las ONG y tiendas que venden esas mismas ropas.
5. Hazlo tu mismo
Confeccionar nuestra propia ropa requerirá tiempo y materiales, pero puede ser más económico y divertido. Naturalmente nos asaltan dudas en el momento de empezar la tarea: ¿Tengo la habilidad necesaria para hacer lo que quiero? Valdrá la pena? ¿Seré capaz de convertir un jersey viejo en una bolsa de mano?…
Los recursos que disponemos online son un buen punto de partida y una excelente manera de educarnos sobre una enorme variedad de temas; si lo deseas y si existe en tu cabeza, entonces probablemente haya una guía de “Cómo hacer” flotando en el ciberespacio. Hacer algo para ti mismo puede ser muy gratificante y resultar en una prenda más personalizada – y por lo tanto con mas valor emocional – pero también puede significar que, al rescatar y usar materiales que ya tienes, estés ahorrando recursos naturales.
6. Compra (solo lo que necesitas, eco, ético y de calidad)
Y porque, al final, siguen siendo muchas las razones que nos pueden llevar a querer adquirir productos nuevos, en el nivel mas alto de la pirámide está la Compra. En este caso, en MiGiraluna estamos convencidos de que es muy importante asegurarnos que compramos en tiendas comprometidas con la sostenibilidad y el medio ambiente, y que venden ropas de calidad. Pero atención: aunque muchas tiendas y fabricantes proclaman su compromiso con el medio ambiente, muchas solo están haciendo el llamado greenwashing, esto es, se suben al carro ecológico para poder atraer a consumidores cada vez mas conscientes con la necesidad de cambiar nuestros hábitos de compra, pero sus acciones internas no son, en general, consecuentes.
Al terminar este post, sugerimos que veáis este video realizado por Interferències para la Campaña Ropa Limpia, representada en España por la federación de ONG SETEM en defensa de una moda sostenible. El video tiene 10 años pero sigue – infelizmente – tan relevante como entonces.
La Jerarquía de Necesidades de Compra es una forma de pensar útil cuando se contempla la compra de ropa. Nos ayuda a renovar nuestro guardarropa sin tener que necesariamente comprar cuando algo que tenemos se vuelve obsoleto o simplemente ya no se necesita. La compra seguirá siendo importante, porque además comprar es algo que nos satisface. Pero si adoptamos la jerarquía de necesidades con más frecuencia, nuestros guardarropas serán más sostenibles, al igual que nuestro medio ambiente.