Una sociedad más conectada con la naturaleza 

Cuando en una entrevista le preguntaron a la activista medioambiental Céline Cousteau (la nieta del famoso biólogo marino Jacques Cousteau) por el mayor desafío del mundo en el área medioambiental, ¿sabéis lo que contestó? Pues no fue ni el plástico en los océanos, ni el cambio climático, ni la deforestación del Amazonas. Contestó que el mayor desafío es “la conciencia del ser humano, el hecho de no estar conectados con la Naturaleza, y no considerarla parte de nosotros mismos”.

Estoy muy de acuerdo con ella porque es de ahí – de esa falta de conexión con la naturaleza – que parte la raíz de los problemas medioambientales que tenemos hoy en día. Basta tomar como ejemplo España: más del 84% de nuestra población vive en grandes ciudades, alejados de contacto directo con la naturaleza y eso se traduce en falta de conocimiento y en desconexión emocional con el entorno natural.

¿Como vamos a lograr proteger la naturaleza si cada vez estamos más desconectados de ella? 

Quizás algunos habéis oído hablar de Heike Freire, es pedagoga y autora del libro Educar en Verde. Ella nos habla de la pedagogía verde como una relación cotidiana y continua con la naturaleza. “Se trata de potenciar el roce diario con el entorno natural para que nuestros pequeños vivan experiencias, observen, exploren y sientan cada vez más la tierra como una extensión de ellos mismos”. De esta manera la cuidarán y la defenderán. Heike dice que hay fomentar en los niños el amor al planeta, antes de pedirles que lo salven.

Cuando, durante el fin de semana, llevas a los niños a un parque natural te das cuenta de lo felices que se encuentra y eso pasa porque, al final, todos necesitamos reconectarnos con la naturaleza, está en nuestros genes. Esto es lo que el biólogo Edward Osborne Wilson en 1984 llamó Biofilia, o amor a la naturaleza.Pero, en este caso, se trata de ir más lejos: lo que tenemos que buscar es el contacto cotidiano con la naturaleza y para ello tenemos que conseguir que esta se instale en las ciudades, integrándola en los diseños urbanos. Vivir entre edificios de hormigón y carreteras de asfalto, o incluso en bonitos centros históricos, nos alejan de este sentir natural.  En el colegio de mis hijos no hay un solo árbol en el patio. ¿Como es eso posible?

Nunca en toda la historia de la humanidad los niños habían tenido menos contacto con la naturaleza como ahora y por eso, en el Día Mundial de la Educación Ambiental, he querido hablaros de la importancia de revertir esta situación para que tantos los niños como nosotros, los adultos, sintamos la naturaleza como parte nuestra y nos reconectemos con ella.

Es hora de que pidamos a los responsables de los espacios públicos urbanos y a las escuelas más zonas verdes en nuestras ciudades. Y no como elementos decorativos, sino para crear ese vínculo con la naturaleza que se ha ido perdiendo y que nos ayudará a amarla y protegerla… porque está claro que hoy por hoy lo que estamos haciendo por nuestro planeta no es suficiente.

Para terminar, os dejo el título de varios libros muy interesantes sobre este tema, por si queréis más información. 

  • Biofilia (E.O. Wilson)
  • Biophilia; You+ Nature+ Home (Sally Coulthard), en inglés
  • Los últimos niños en el bosque (Richard Luov)